Las Rabietas

Las rabietas son expresiones agresivas de desacuerdo que algunos niños utilizan frecuentemente. Las rabietas son un fenómeno normal en un determinado estadio evolutivo del niño (alrededor de los 2-3 años), van desapareciendo a medida que el niño se hace mayor y vuelven a aparecer a otra edad (6- 12 años); a menos que el pequeño haya aprendido que tener rabietas es una manera rápida y eficaz para lograr sus propósitos.

La personalidad y temperamento básicos varían en los niños incluso dentro de una misma familia. Los hay que muestran en raras ocasiones su temperamento, mientras que otros empiezan sus pataletas a una edad muy temprana y nunca se detienen. Otros no las empiezan hasta que alcanzan la edad escolar. La tendencia del niño a las pataletas puede deberse tanto al temperamento como a la educación que recibe, así que no hay que culpabilizarse, si el niño hace pataletas, ni hay que sentirse orgulloso si no las hace….pero si no le ponemos freno podremos complicar en un futuro su bienestar. Los niños necesitan límites.

¿POR QUÉ APARECEN?

  • Una rabieta no es más que un intento de expresar su ira y frustración. A veces ocurren porque el niño quiere hacer algo que es difícil para él y no lo consigue, o quiere decir alguna cosa pero su lenguaje aún no está muy desarrollado y se pone nervioso porque le es difícil hacerse entender. Algunas veces una rabieta se desencadena porque quiere alguna cosa que no le quieres dar y se enfada por ello.
    En esta edad, los niños están empezando a establecer su individualidad, así que es fácil que se pongan tercos, que quieran hacer las cosas por sí mismos y a su manera. Es importante saber que no es un pulso, hay que formar al niño por tanto hay que hacer caso omiso de las pataletas.

    ¿CUÁLES SON LOS ELEMENTOS IMPORTANTES EN LA EDUCACIÓN?

    Consistencia entre ambos padres: Esto rara vez ocurre y lo que suele suceder es que cada uno actúa de la forma que le educaron a el o de la contraria, pero sin ponerse de acuerdo con su pareja.
    La falta de consistencia en los padres produce en el niño:

    Ir probando la conducta que ella quiere hacer sin interiorizar la adecuada.
    Distancia afectiva con el miembro de la pareja que más le castiga y cercanía del que le permite.
    Aumento de las escaladas de enfado del padre que más le castiga.
    Desorientación del niño acerca de lo que quieren los padres.
    Pérdida de referentes de autoridad.
    Alianzas del niño con el padre o madre que más le permite, en contra del otro.
    Imposibilidad de llevar una coherencia en la educación.

    Los padres deberán:
    Acercar las posturas de ambos.
    Si de todas formas hay actuaciones con las que no estamos de acuerdo, delante del niño no se discute……Sois un “
    frente común”.
    Cuantas menos normas esté acostumbrado a tener  el niño, menos normas hay que ponerle y no al contrario. Tendremos que cambiar las cosas poco a poco. Primero unas conductas y luego otras.
    Hay que enunciárselas si es posible en positivo, es mejor enseñarle lo que tiene que hacer que no lo que no tiene que hacer.
    Deben de ser normas claras, cortas. El niño debe saber muy bien que es lo que tiene que hacer.
    Deben ser reforzadas cuando se cumplen.
    El refuerzo es muy importante…
    ”SI TE GUSTA ALGO QUE HA HECHO O DICHO ALGUIEN; HAZSELO SABER, SI NO QUIZÁS NO LO REPITA NUNCA MÁS”.

    ¿ CUÁL ES EL ESTILO DE EDUCACIÓN ADECUADO?
    En primer lugar, me gustaría transmitiros que los padres no somos culpables de nada, si en cambio somos responsables de la educación de nuestros hijos. Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, nadie nos ha enseñado a educar y lo hacemos de la mejor manera que sabemos.
    Mi función como psicóloga no es de juez, sino de evaluar lo que ocurre e intentar enseñar a los padres y a los niños para que cambien las conductas inadecuadas pero estoy convencida de que los padres lo hacemos todo con buena intención. Cada niño es un mundo y lo que funciona con este con el otro no…. No sois culpables de nada y todo tiene solución.
    El estilo de educación adecuado es aquel que lo forman padres afectuosos y un poco exigentes, que tiene normas claras para educar y están seguros que las aplican bien, poco ansiosos, motivados hacia la educación, ajustados socialmente y con interés por las relaciones sociales, conscientes de que actúan como modelos para sus hijos y están dispuestos a hacerlo, que quieren que su hijo desarrolle sus propias potencialidades e intereses y le apoyan para que lo hagan.

    ¿CÓMO DEBEMOS ACTUAR CUANDO SE PRODUCE UNA RABIETA?

  • Ignorar significa no hablarle, no mirarle, no hablar con otra persona delante del niño de lo que está haciendo, en definitiva, hacer como si nada estuviera sucediendo.
  • Apartarse. Haz otras cosas mientras dure la pataleta. Continua con la conversación interrumpida o habla para tus adentros en voz alta. Si el niño está en un lugar seguro se puede incluso abandonar la habitación, observando la situación a distancia. Si la pataleta es una estratagema para atraer la atención, quizás el niño siga a sus padres ya que necesita público. Hay que tener en cuenta de no mirar al niño, ya que incluso una breve mirada puede prolongar la rabieta. Si no se puede ignorar completamente la pataleta hay que intentar la táctica de repetir una frase clave para cambiar la conducta (“cuando hayas terminado de llorar, vuelve y nos iremos a jugar”). No te sorprendas si grita más, ya que se le ha prestado atención. No hagas más, la meta que se persigue es que el niño abandone su actitud
  • Cuando termina la pataleta, hay que recibir al niño como si nada hubiera ocurrido, sin mencionar el incidente, ya que a menudo se puede sentir un poco cansado y triste y lo que necesita es volver a reconciliarse con los demás, no recibir un sermón acerca de su mala conducta. En este momento no rechacéis un abrazo o un mimo que quiera daros, pues es una forma de reconciliarse.

¿CÓMO AUMENTAR LA CONDUCTA ALTERNATIVA?

Lo que no hay que hacer es reforzar al niño diciéndole “Gracias por no haber hecho una pataleta”. Se debe decir “Me ha gustado mucho tu forma cooperadora de escucharme”. Préstale atención cuando se comporta bien.

  • Elógiale y enséñale estrategias alternativas. Tenemos que enseñarle al niño las formas apropiadas de atraer la atención de sus papás y de que exprese su frustración. Se le hará una puesta en escena de cómo debe comportarse: quizás el niño deba dar a sus padres un toquecito en la pierna o decir “mamá” con voz tranquila. Hay que elogiarle cuando lo haga correctamente. También se le enseñará a comportarse correctamente mediante el modelado. De nada sirve si pretendemos que el niño nos hable bien y nosotros hablamos chillando.
  • Presta atención cuando se comporta bien, si el niño está haciendo pataletas para atraer la atención, hay que asegurarse de que se le está prestando atención instantánea durante el día, comentándole lo bien que lo hace. Esto le hará saber que sus buenos comportamientos se notan y son apreciados.
  • Recompensa la cooperación y el buen comportamiento. Algunas conductas negativas requieren un esfuerzo superior para cambiarlas. Si el niño ha utilizado las pataletas durante años para atraer la atención, con un buen sistema de recompensas y la firmeza de los padres, se pueden modificar las conductas más rápidamente.

 ASPECTOS A TENER EN CUENTA

No razonar con el niño.

No se puede razonar en medio de una rabieta.

  • No dejar que el niño utilice las pataletas para eludir responsabilidades.
    Cuando se le pase la pataleta hay que volver a darle la orden y aplicar las consecuencias si no la cumple.
  • No dejar que las pataletas cambien los No en Sí.
    Los niños aprenden de sus experiencias anteriores que llorando durante un tiempo suficiente o muy intensamente, consiguen finalmente sus propósitos. Aprenden a que esto es realmente cierto si mamá o papá están más cansados, si hay otras personas o si la familia está fuera o dentro de casa. Descubren que las pataletas dan resultado y utilizan esta información.
  • Actuar contra las pataletas, ocurran donde ocurran

    La mayoría de padres considera que las pataletas ya de por sí son bastante molestas aún sin público. La clave para controlar estos los arranques, es actuar en el momento y en el lugar en que se produzcan.
    Se realista y planifícate con anticipación. No enfrentes al niño a situaciones problemáticas. La mayoría de niños aprenden a soportar una visita a un supermercado, pero un día entero de compras puede ser más de lo que puede aguantar. ¿Cómo se pueden evitar problemas?, ¿Quizás llevando un muñeco evite el aburrimiento?, ¿Puede variarse la situación?.  Hay que hacer que el niño se integre en la actividad que se va a llevar a cabo. En la tienda por ejemplo puede ayudar a realizar la compra.
    Pon al niño en un rincón de forma inmediata, no esperes a más tarde. En ocasiones se molesta a la gente que hay en los alrededores, así que no se puede permitir que el comportamiento continúe en público. Se lleva al niño a una zona donde haya menos gente. 

    Si dura mucho la pataleta.

    Cuando un niño durante o después de una rabieta no calma su llanto es mejor acercarse cuando de tanto rato por estar llorando suspira. Si la rabieta es muy larga y te vas a acercar, trata de que no sea en el momento que más llora. Algunos niños aprenden estrategias para llamar más aún la atención, como pegarse golpes en la cabeza contra el suelo o la pared. En estos casos, si os alarmáis mucho y en ese momento le reñís, os enfadáis, etc., vuestro hijo habrá conseguido lo que buscaba, vuestra atención. En circunstancias así es mejor poner un cojín para que no se haga daño, o vuestra mano entre su cabeza y el suelo pero hacerlo como si no estuvierais allí, sin hacerle caso.

  • Establecer un “horario de atención”.
  • Algunas veces una rabieta puede ser una llamada de atención. La vida diaria nos mantiene muy ocupados y no prestamos la atención suficiente a nuestros hijos. Otras veces llegamos cansados y consentimos todo lo que haga falta para no tener que entrar en discrepancia con ellos. El cuidado de abuelitos también favorece que nuestros hijos se conviertan en pequeños tiranos porque tenemos que tener en cuenta, que las edades de crianza y la falta de fuerzas hace que los abuelos permitan y consientan mucho más.
    Vuestro hijo necesita estar con vosotros, jugar, hablar acerca de cómo ha ido el día, etc. Y, a veces, una mala conducta llama más la atención que una buena. Es importante que reflexionéis sobre como pasáis el tiempo con vuestros hijos, qué cosas hacéis juntos. Un niño que consigue la atención que precisa a través del buen comportamiento, no necesitará portarse mal tan a menudo. No es necesario que sea mucho el tiempo que le prestes atención, que juegues con él, a veces con un poco de tiempo bien empleado es suficiente. Pero sobre todo no le prestes atención solo cuando se porta mal. Hay que dar un tiempo de atención concreto y de forma individual a cada uno de vuestros hijos, todos los días aunque sea solo unos minutos. Es importante que este horario de atención sea todos los días, ya que así se convierte en un hábito para vuestro hijo y sabrá cuando estás disponible para él, dándole mucha seguridad. La buena comunicación entre padres e hijos es necesaria para una convivencia satisfactoria y es bueno comenzar a establecer hábitos de comunicación desde que son pequeños, así, cuando crecen y se hacen mucho más independientes, es más fácil mantenerlos. 
Beatriz Ortiz Pavía.
Licenciada en Psicología. Nº de Col. CV-6450.
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